¿Cuales son las diferencias entre CNT y CGT?
Una comparación necesaria y documentada
En el movimiento sindical actual existen confusiones frecuentes sobre las diferencias entre organizaciones con raíces históricas comunes, como la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) y la CGT (Confederación General del Trabajo). Estas confusiones no son casuales ni inocuas: afectan tanto a la percepción pública del anarcosindicalismo como a la claridad con la que los trabajadores y trabajadoras entienden las estrategias sindicales a su alcance.
Desde CNT València consideramos importante abordar estas diferencias de forma rigurosa, documentada y respetuosa, basándonos en fuentes contrastadas y materiales históricos. Nuestro objetivo no es alimentar polémicas ni competir en un terreno ideológico, sino ofrecer información clara que permita a cualquier persona interesada comprender mejor en qué se distinguen ambos proyectos, tanto en su origen como en su práctica actual.
Para ello, presentamos a continuación enlaces a artículos de análisis, documentos oficiales y referencias bibliográficas que sustentan las afirmaciones expuestas. Invitamos a quién lea este contenido a profundizar, cotejar y reflexionar desde una actitud crítica y constructiva.
Antes de analizar las diferencias básicas entre las dos organizaciones, es fundamental estudiar la historia de la ruptura de la CNT tras 1979. Con este objetivo, nos remitimos a un fragmento del epílogo Recontruir un sueño, a cargo de Juan Calero, incluido en Historia del Anarconsindicalismo español de Juan Gómez Casas, una obra imprescindible para entender con detalle el periodo en que se produce el proceso escisionista en la CNT.
Reconstruir un sueño (Juan Pablo Calero Delso)
LA RUPTURA DE LA CNT
El acoso policial, la consolidación de la monarquía democrática y el reflujo de las luchas obreras llevaron a la CNT a una seria crisis; cerrado el período de luchas revolucionarias del tardofranquismo, había llegado el momento de hacer balance del largo y complicado proceso de reconstrucción y adaptarse a la nueva realidad social y política de la España de los años ochenta. Con ese fin, se convocó a los sindicatos cenetistas para celebrar en la madrileña Casa de Campo el V Congreso Confederal, entre los días 8 y 16 de diciembre de 1979. Todos, dentro y fuera de la CNT, eran conscientes de la importancia que tendría este comicio. Como ya hemos visto, el Congreso se reunía en un momento muy difícil; el desencanto de la sociedad y el derrotismo de la clase trabajadora habían menguado la fuerza del anarcosindicalismo, que veía alejarse la perspectiva de una revolución social mientras soportaba una dura represión patronal y policial.
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Ya en el período precongresual se hicieron evidentes las profundas divergencias que enfrentaban a los distintos grupos y tendencias que convivían en su interior. No había discrepancias en el diagnóstico de la situación por la que atravesaba la CNT y el conjunto del movimiento libertario, pero las diferencias eran muy agudas cuando se buscaban las causas y se proponían soluciones. Según se profundizaba en el debate, se fueron decantando dos grandes corrientes de opinión.
Para los que eran acusados de reformistas, las causas de la reciente crisis “del Sindicalismo de clase y autónomo” se debía a la “automarginación de la Confederación Nacional del Trabajo”, a la “ingenuidad y el exceso de ideologización de la práctica sindical” de los anarcosindicalistas. Frente al “maximalismo empleado como arma y argumento permanente en la lucha”, planteaban “la necesidad de devolver a la CNT su identidad perdida”, que para ellos tenía como base “la necesaria defensa de los intereses de los trabajadores, la lucha por mejorar las condiciones de trabajo y vida, arrancando al capitalismo cada vez más parcelas de poder y decisión”. A pesar de sus reiteradas declaraciones de retorno a los orígenes de la CNT, los llamados reformistas aceptaban como hecho consumado el modelo sindical de los Comités de Empresa, copia sin retoques de los Jurados Mixtos, los Comités Paritarios y los Jurados de Empresa que siempre rechazó la CNT y que fueron causa de su marginación con la Dictadura de Primo de Rivera y con la Segunda República y motivo de exclusión de la lucha sindical en el seno de la CNS franquista.Aunque la participación en los Comités de Empresa se convirtió en el casus belli del V Congreso, lo cierto es que los que estaban dispuestos a pasar por las horcas caudinas de las elecciones sindicales mantenían una visión tan idealista como irreal del sindicalismo del momento. Para ellos, todavía era posible levantar y sostener una CNT revolucionaria, como la que se añoraba desde 1936; creían que la CNT aún podía ser “la tercera fuerza sindical”, como repetían machaconamente, y mantener el mismo ritmo de crecimiento y fortalecimiento que había disfrutado en los primeros años de la Transición. Si eso no se producía, si se tenía una sensación de retroceso, sólo se debía a la intransigencia ideológica de un oscuro entramado, al que llamaban despectivamente exilio-FAI, que defendía un anarquismo anquilosado. De nada servía alegar que parte del exilio apoyaba sus postulados, como de nada servía explicar que algunos grupos ácratas reagrupados en la FIGA secundaban sus propuestas.
Y frente a las críticas de sus antagonistas, oponían un trasfondo rousseauniano; los sindicatos de la CNT serían capaces de participar en un sistema “continuista que desde el Gobierno, capital y centrales reformistas se nos ha venido imponiendo […] perpetuando la institucionalización de las relaciones laborales y la acción sindical” sin corromperse, sin caer en “el acomodo que se observa en la mayoría de los militantes y secciones sindicales de otras organizaciones”. La CNT, buena por naturaleza, no sería corrompida por el nefasto modelo sindical vigente.
El bloque simplistamente denominado exilio-FAI también creía que la revolución social era posible en la España de 1980, como lo fue en la de 1936 y como lo habría podido ser en la de 1975. Y también pensaba que CNT era la mejor herramienta para desencadenar ese proceso revolucionario, que si todavía no había iniciado se debía exclusivamente a la destructora intervención del Estado y de la patronal, por medio de infiltrados policiales y conjuraciones trotskistas. Si los reformistas estaban decididos a renovar de arriba abajo el anarcosindicalismo, los militantes del bloque exilio-FAI no consideraban que fuese necesario realizar ninguna autocrítica de la reciente historia de la CNT y eso que, rotas por el Franquismo las raíces del anarcosindicalismo, en muchos casos se hacían pasar por tradiciones cenetistas lo que sólo eran acuerdos temporales de la estrategia revolucionaria durante la República y la Guerra Civil.
Estos anarcosindicalistas, fieles a su concepción de los problemas de la CNT, se dedicaron a buscar quintacolumnistas. El mantenimiento, más o menos difuso pero real, de lazos personales y orgánicos entre los militantes de alguno de los grupos que confluyeron en la reconstrucción de la CNT, las tentativas de algunos grupúsculos trotskistas de hacer entrismo en los sindicatos cenetistas y el secretismo con que se movía la FAI, favorecieron este clima enrarecido. El 10 de junio de 1979 el Secretariado Permanente de la CNT anunció que estaba investigando a los Grupos de Afinidad Anarcosindicalistas; al final del verano se les acusó de organizar una estructura secreta que doblaba a los órganos de la CNT: pasaron a ser llamados los paralelos. Su objetivo era controlar las delegaciones que acudieran al Congreso para alterar el rumbo de la CNT y reformar su táctica sindical. Por ese motivo, en septiembre fueron expulsados José María Berro y Sebastián Puigcerver, miembros del Comité Nacional; no fueron los únicos, las expulsiones se repitieron en otros sindicatos y federaciones locales.
Pero fuera de la CNT, los partidarios de su renovación contaban con aliados. Los estudiantes, que animaban ateneos y grupos juveniles, estaban en primera línea; la mayoría de los sindicatos y secciones de enseñanza se alinearon con los reformistas, y lo mismo ocurrió con los medios de comunicación alternativos, especialmente la revista Bicicleta. También otros núcleos que quedaron al margen de la reconstrucción confederal incitaban una renovación que les permitiría actuar abiertamente en los sindicatos cenetistas; merece la pena destacar al Partido Sindicalista (PS), formado por un puñado de afiliados que habían intentado resucitar el viejo partido de Ángel Pestaña. Al frente del PS estaba José Luis Rubio Cordón, un antiguo falangista que había formado parte, como otros afiliados del partido, del FSR. En las elecciones de 1979 había concurrido a las elecciones legislativas en las circunscripciones de Madrid y Barcelona, obteniendo menos de 10.000 votos.
Finalmente, el Congreso abrió sus sesiones. Planteada en el comicio la participación de la CNT en el modelo sindical basado en los Comités de Empresa, la propuesta fue rechazada por una amplia mayoría de sindicatos. Cincuenta y dos delegados, partidarios de las tesis renovadoras, impugnaron los acuerdos y convocaron un nuevo Congreso Confederal en Valencia para la primavera de 1980. Allí se ratificó la ruptura, y quedó escindida en la CNT-AIT, fiel a los principios anarcosindicalistas y que ha demostrado a lo largo de los años ser algo más que una coalición entre viejos exiliados y jóvenes faístas, y la tendencia reformista que se ha llamado sucesivamente CNT (Congreso de Valencia), CNT (renovada) y Confederación General del Trabajo (CGT). En su afán por convertirse en la tercera fuerza sindical, y así justificar la necesidad de su ruptura, ha ido perdiendo las señas de identidad anarcosindicalistas y ha absorbido a núcleos sindicales descontentos que venían del sindicalismo reformista; sin embargo, según sus propios datos, su representatividad no se acerca al 2%.
1 Los textos corresponden a los acuerdos del Congreso Extraordinario de Unificación, inaugurado en Madrid el 29 de junio de 1984, en el que se fusionaron los sindicatos cenetistas escindidos en 1979 y en 1984, sentando las bases de lo que hoy es la CGT.
2 José Luis Rubio empezó a ser conocido durante el Franquismo por su libro Presente y futuro del sindicalismo, editado en 1959. Transformado en autogestionario, publicó en 1974 un libro sobre la revolución peruana, de orientación progresista pero fruto de un golpe militar, con prólogo del falangista Narciso Perales, médico personal de Diego Abad de Santillán a su regreso del exilio. José Luis Rubio. Aproximación a la Revolución peruana. Ediciones Acervo. Barcelona, 1974.
Elecciones sindicales y comités de empresa frente a nuestro modelo de representación
Secciones sindicales CGT
Las Secciones Sindicales constituidas por las personas trabajadoras afiliadas a la CGT, se presentan a las Elecciones Sindicales y sus Delegados/as pueden formar parte del Comité de Empresa. El/la Delegado/a Sindical disfruta de las ventajas e inmunidad ante el despido que le otorga la Ley Orgánica de Libertad Sindical (LOLS) enmarcado en el modelo de representación unitaria, privilegios que no tienen sus propios/as compañeros/as de trabajo, -incluido el mantenimiento de liberados/as sindicales cuando la mayoría de votos y acumulación de horas sindicales lo permita- prescindiendo de la permanencia en su puesto de trabajo para dedicarse a tareas “estrictamente sindicales”.
Secciones sindicales CNT
Las Secciones Sindicales formadas por personas trabajadoras afiliadas a CNT adquieren representación propia en las empresas y no se presentan a las Elecciones Sindicales ni forman parte del Comité de Empresa. Los/las Delegados/as de la Sección son elegidos/as en Asamblea y revocables en cualquier momento, no tienen ningún privilegio con respecto al resto de sus compañeros/as y no viven del sindicalismo. Toda la plantilla afiliada a la CNT se autoprotege conjuntamente y reivindica junto al resto de trabajadores/as las mejoras pertinentes y la estrategia a seguir. Los/las trabajadores/as se sienten integrados y partícipes de sus propias reivindicaciones, evitando el delegacionismo y actuando de forma directa contra los empresarios. La acción directa sin intermediarios es la premisa a seguir, ya que siempre se intenta priorizar la acción sindical a la vía jurídica, que queda relegada a los casos estrictamente necesarios. La Sección Sindical de CNT tiene vinculación directa al Sindicato, a sus acuerdos y estrategia sindical.
Financiación y rechazo de subvenciones del estado
La CGT recibe todos los años una cantidad de dinero ingente de las arcas del Estado, este dinero procede de unas subvenciones que son otorgadas en proporción a su representatividad sindical en las empresas donde tiene presencia. Se trata de una cantidad que va en función del número de delegados/as obtenido en las elecciones, es decir, del porcentaje de “representación” que alcanzan.
Por poner un ejemplo, en el año 2024 la Confederación General del Trabajo (CGT) recibió una cantidad de 372.290,75€ procedente de subvenciones del Estado, habiendo recibido 367.031,05€ en el 2023 y 308.671,13 en el 2021, como se observa en la tabla.
Además, cabe añadir las subvenciones que cada federación autonómica pueda recibir de los respectivos gobiernos autonómicos. En el caso de la Confederació General del Treball del País Valencià, ésta recibió en el 2024 66.885,29€ de la Conselleria de Educación, Universidades y Empleo de la Generalitat Valenciana.
Todos los datos analizados son públicos y proceden de fuentes oficiales, concretamente del Diari Oficial de la Generalitat Valenciana (DOGV) y de la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE), mediante su buscador de subvenciones concedidas (donde se pueden consultar, filtrar y exportar a PDF o Excel todas las subvenciones concedidas por cualquier administración pública en los 4 años anteriores).
La CNT, al no participar en las elecciones sindicales, rechaza de manera frontal las subvenciones, sea cual sea su procedencia, como bien se encuentra reflejado en sus Estatutos. La financiación de los Sindicatos de la CNT está basada en la autogestión y procede de las cuotas de su afiliación o de otras formas acordadas por la Asamblea del Sindicato (aportaciones voluntarias y desinteresadas de afiliados/as y simpatizantes, cenas, jornadas, etc.) No recibe ningún importe para la organización de cursos de formación y la labor formativa corresponde al propio Sindicato en cuestión. De esta forma se consigue plena autonomía en la toma de decisiones y en el desarrollo de la acción sindical en las empresas.
¿Qué más nos diferencia?
Aparte de las diferencias más importantes descritas anteriormente, también existen otras consideraciones que convierten a la CNT y a la CGT en dos organizaciones muy distintas. La CGT, en sus Estatutos, sigue citando el patrimonio de la CNT que pudiera corresponderle (Título XI, Art.74), como si dicha organización se autoproclamase la heredera de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). La CNT lleva muchos años exigiendo el patrimonio del cual disponían las personas trabajadoras afiliadas antes del expolio por parte de la dictadura franquista, solo se ha compensado económicamente una cantidad inferior a la tercera parte del patrimonio confederal.
| Aspecto | CNT | CGT |
|---|---|---|
| Participación en elecciones | No | Sí |
| Comité de empresa | No participa | Sí, forma parte |
| Modelo organizativo | Asamblea, acción directa, sin liberados/as | Representación delegada, liberados/as |
| Financiación | Cuotas de afiliación y autogestión | Subvenciones estatales y autonómicas |
| Relación con el Estado | Ruptura total | Crítica parcial puesto que lo legitima aceptando sus subvenciones |
| Estatutos | Rechazo de subvenciones y elecciones sindicales | Acepta subvenciones y presentarse a las elecciones sindicales. Cita el patrimonio de la CNT (Art. 74) |
Colaboraciones puntuales: CNT y CGT hoy
En esta página se citan algunas de las diferencias más significativas que existen entre las dos organizaciones sindicales. Queremos remarcar que, con estas clarificaciones, solamente pretendemos dar respuesta a muchas de las dudas y cuestiones que se nos plantean a menudo por parte de simpatizantes y personas interesadas en el asunto en cuestión. Por tanto, incidimos en que no es la intención de CNT atacar o desprestigiar a la CGT, y menos aún, a su afiliación. Esta información debe ser considerada como un análisis, recordatorio de que
”Nuestro modelo sindical no tiene relación alguna con la participación en las elecciones sindicales, los comités de empresa o las subvenciones provenientes del estado.
Prueba de lo expuesto es que, a pesar de nuestras diferencias estructurales y estratégicas, CNT ha coincidido puntualmente con CGT en convocatorias o movilizaciones concretas, siempre decididas por cada sindicato en función de su autonomía y criterios propios.
Bibliografía y documentación
- GÓMEZ CASAS, Juan (1973): Historia del anarcosindicalismo español, Madrid, ZYX.
- VADILLO MUÑOZ, Juan (2019): Historia de la CNT: Utopía, Pragmatismo y Revolución, Madrid, Catarata.
- Acuerdos del XII Congreso CNT sobre Normativa Orgánica




